Textil participativo comunitario intercultural.
Este proyecto empieza con diálogos y reencuentros con las raíces étnicas de un grupo de mujeres incluyendo mi grupo de origen.
El punto central fue compartir de saberes entre las mujeres de la comunidad Shipiba de Cantagalllo y las mujeres de mi familia, procedentes de los Ande del Apurímac. El ande y la selva.
A partir del arte textil, y en acuerdo común, fue “La Flor ” un elemento importante, un elemento simbólico para ambas cosmovisiones de vida.Y es la misma, un elemento que une aquello que ellas conocen y tanto saben por herencia ancestral. Un conocimiento en comunión con la botánica, la medicina y la representación simbólica.
Las mujeres de Cantagallo en su mayoría trabajan con el arte shipibo, empleando las tradiciones amazónicas del textil, la pintura y el diseño en arte arte tradicional, muchas veces llamado “artesanía”. Y es pues gracias a la venta de esos trabajos con la que ellas mantienen a sus familias.
Cantagallo presenta un sin números de problemas geográficos, políticos y sanitarios. En pocas palabras, el espacio donde aún persiste esta comunidad amazónica en Lima esta con los días contados y amenazando las vidas de alrededor de 500 familias. Y son ellas mismas, que a pesar de esta orfandad de derechos civiles han sobrevivido a una ciudad tan excluyente y racializada como Lima. Carentes de políticas de sanidad, ordenamiento e integración intercultural. Esta historia de migración y resistencia de las mujeres de Cantagallo, es tan parecida a los muchos otros casos, y sin ir lejos a nuestras propias historias familiares de migración, como la que pasó mi familia, encontrando refugio las zonas de periferia de Lima.
COLOR Y RESISTENCIA
En la estética de una ciudad cosmopolita y moderna como Lima, de pronto los hijos y nietos de las mujeres migrantes empiezan agrisar sus prendas, imitando estéticas y colores occidentales. Y de pronto todo aquello de color saturado e intenso muy propio de los trajes tradiciones de las diferentes culturas en el País. Terminan siendo pigmentos fuera de tono y despectivamente llamados folklóricos, o peor aún considerados objetos de disfraces. Siendo así desposeídas de su valor original en relación con la naturaleza, la biodiversidad y las prácticas de arte tradicional a través del textil.
Flor y Canto, es una propuesta que empieza con el diálogo y reúne eso que somos: colores y texturas, lenguaje y vida en comunidad. Las mujeres del ande, de la amazonia y de otras culturas resistentes lo tienen muy consciente y no dejan de emplear aquel conocimiento heredado de sus familias, sus comunidades sus naciones.
Las hojas de los árboles, las ondas del agua, las líneas de las venas del cuerpo, las de sus cabellos. El color encendido de las aves, de las flores y los frutos. La infinidad de fractales convertidos en textiles poseídos de puntos y formas tal cual está compuesta la misma escritura. Una escritura de la vida en el macro y micro universo del tejido universal. Es lo que somos Flor y Canto.
Tramadoras: Olga Mori, Yarakelina Chávez, Natividad Ayquipa, MariaRosa Almidón, Mavel Almidón y Daniela Zambrano.
Lima Mayo- Agosto del 2016